Así lo confirman fuentes del Ajuntament de Palma, que han señalado que las obras de construcción «están en la recta final y está previsto que las certificaciones de obra se realicen a final de mes». La ‘invasión’ de la calle por parte del operativo de la constructora (los trabajos corren a cargo de la UTE Contratas Vilor) impide el paso de vehículos pero ha quedado un pasillo que permite el de los peatones. Una pequeña molestia teniendo en cuenta que en breve las obras de construcción estarán finalizadas y el barrio contará con las ansiadas piscinas y, además, con 117 plazas de aparcamiento.
El bloque de las piscinas de s’Aigo Dolça ya está casi listo, como muestra su cara exterior. El nuevo edificio cuenta con una superficie de casi 6.000 metros cuadrados, un restaurante y dos piscinas, una de las cuales será de 25 metros de largo por 12 de ancho y seis carriles, así como otra de tamaño más reducido.
El inmueble cuenta con seis plantas escalonadas, de las que cinco serán en altura más una soterrada. Del total, tres plantas se dedicarán al aparcamiento, otra planta para piscinas y dos más, a espacios flexibles para acoger las actividades deportivas. En un principio estaba previsto que la cubierta del inmueble pudiese contar con pistas de pádel.
Con todo, la infraestructura, que empezó su andadura durante la legislatura pasada, ya empieza a vislumbrar la luz al final del túnel y los vecinos podrán disfrutar en breve de las instalaciones deportivas públicas de las que tanto adolecen.
Ni rastro queda de las antiguas piscinas de s’Aigo Dolça, que se inauguraron en el año 1941 en el barrio de El Terreno. Durante años fue la sede del Club Natación Palma hasta la década de los 70. Desde entonces hasta 2022, cuando arrancaron las obras, fue un foco de degradación que preocupaba mucho a la barriada. El presupuesto ya se ha encaramado a los 11,17 millones de euros, de los cuales dos millones provienen de los fondos europeos EDUSI y el resto han sido aportados por el Consell de Mallorca y el Ajuntament.
A lo largo de los trabajos, que debían durar solo doce meses, han ido apareciendo diversos imprevistos, como el encarecimiento de las materias primas o problemas con el solar, que requirió añadir micropilotajes para asegurar la estabilidad del edificio. Ahora su finalización es cuestión de semanas.
3 comentarios
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¿Pequeña molestia a los vecinos? si hombre! Dos años con la calle cerrada, que ademas impide el transito en coche desde Juan Miró a Paseo Marittimo, casi nada! Se podria haber cortado un tramo de la calle y dejar 4 mts.libres para vehiculos, que no para camiones y buses. Al menos! Que desastre de organización.
Recta final después de 30 años y seguramente con un sobrecoste que te cagas.
Un restaurante! A ver si le dan mejor uso que l de Son Hugo, que lleva mas de 10 años cerrado