Una de las calles de Son Malferit, donde contrastan las viviendas de toda la vida y los nuevos establecimientos industriales y comerciales. | F.F.

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Marcando los límites con el núcleo urbano de Palma, al otro lado de la vía de cintura, un núcleo de plantas bajas y casas de poca altura desde hace varias décadas forman la base de Son Malferit ha visto cómo la fisonomía de la zona ha cambiado ostensiblemente a lo largo de los tiempos más recientes, de la misma manera que lo ha hecho el resto del perímetro, viendo crecer zonas residenciales y nuevos barrios en su entorno.

Pequeñas industrias y almacenes han dado paso a grandes centros comerciales y a un polígono que ha convertido lo que era campo en un área de servicios de gran actividad a la vera de dos recintos históricos en ese espacio como son el centro de formación -antigua Facultad de Filosofía y Letras- de diferentes generaciones de profesores y alumnos y el campo de fútbol, que también da cobijo a la sede de la Federació de Futbol de les Illes Balears, sin dejar de lado la aparición de nuevos escenarios como un parque de bomberos, la central térmica de Cas Tresorer o el Espai Francesc Quetglas e incluso recintos religiosos.

Parque de Bomberos de Palma ubicado en Son Malferit. Foto: F.F.

Orígenes

Sobre una possessió que da nombre a esa zona, Son Malferit, y que se derribó a principios de este siglo (2006), fue creciendo este pequeño barrio que en 2018 contaba con menos de un centenar de vecinos censados (95), según los últimos datos que se han podido consultar al respecto.

Centro de formación ubicado en la barriada. Foto: F.F.
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Bien conectado por un carril bici o por la EMT a través de líneas como la 14 o la 32, lo atraviesa el Torrente de Na Bàrbara y se parte en dos por la carretera de Manacor y posee varios parques y zonas verdes cerrados en su entorno, aunque existe un área infantil junto al Estadi Balear que permite a los más pequeños y sus familias disfrutar de un espacio lúdico en una zona con buena cobertura a nivel sanitario.

Sede de la Federació de Futbol de les Illes Balears. Foto: F.F.

Incivismo

A un paso de la zona de caravanas de Son Güells, la inseguridad preocupa a los residentes, especialmente por el vacío que se genera los fines de semana, festivos o noches, cuando el movimiento se para allí. Robos en coches o viviendas e incendios de vehículos o contenedores tienen en vilo a los cada vez menos vecinos de toda la vida y a los responsables de los diferentes negocios allí ubicados.

Molino de viento abandonado en la zona de Son Malferit. Foto: F.F.

Una muestra de incivismo que denuncian es la actitud de algunas personas, que pese a la presencia importante y el servicio de Emaya, depositan residuos y restos de obras junto a los contenedores o en lugares que no les corresponden. El abandono de esa zona, más allá de esas plantas bajas cerradas y que forman parte del legado de lo que fue el auténtico Son Malferit, lo dejan imágenes como la del molino de viento abandonado cerca del campo de fútbol -de titularidad federativa, pero cedido al Atlètic Baleares-, cuya rueda yace tirada sobre un solar al pie de la que fue su torre, visiblemente deteriorada también.

Residuos y restos de obras depositados junto a los contenedores de Emaya. Foto: F.F.

Colidante con la barriada de la Soledad, Nou Llevant, Son Ferriol, Molinar o el Estadi Balear y la zona residencial crecieda en su entorno, Son Malferit intenta sobrevivir con un pequeño vecindario que pide más presencia policial y mayor atención al legado patrimonial de ese discreto rincón de Palma.