La DJ No Nanay ha sido una de las primeras en pinchar en esta fiesta LGTBIQ+, en la Plaça de Santa Eulàlia. | Pilar Pellicer

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Libertinaje. Ese calificativo que evoca la Edad Media, a hogueras y persecuciones inquisitoriales, es el que han usado desde Abogados Cristianos para cargar contra el cartel que la artista Lluïsa Febrer creó para la fiesta alternativa de Sant Sebastià Q+, la Santa Punxada, que organizaban desde Podemos de Palma, Podem. Si entendemos libertinaje como lo recoge la RAE, como un «desenfreno», algo que, dicho sea de paso, no tiene por qué ser malo en absoluto, lo que este domingo se ha celebrado en la Plaça de Santa Eulàlia poco ha tenido de libertinaje.

Aunque estaba anunciado en el polémico cartel –«vomitivo» según el alcalde de Ciutat, Jaime Martínez– que la fiesta empezaba a las siete de la tarde, una hora antes ya sonaba la música del DJ Conejamansaalter ego de Víctor Conejo, director artístico de la cita– y la gente se iba acercando poco a poco a la plaza. El tema de conversación, a diferencia de los otros años, no ha sido la lluvia, que milagrosamente no ha empañado la celebración, sino el ya famoso cartel.

Para aquellos que no lo hayan visto: un dios DJ pone a bailar a un Sant Sebastià y a una Santa Sebastiana, atados y con flechas, que se dejan masturbar por tres demonios que, lejos de querer castigarlos, infligen placer. Todo ello enfundado en la estética febreriana, caracterizada por el punk y lo contestatario, con escenas erótico-festivas. Una creación que, por tanto, no debería sorprender tratándose de esta artista y menos escandalizar en pleno siglo XXI.

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Y así, frente a la iglesia de Santa Eulàlia, se han ido congregando palmesanos, mallorquines en general, pero también algún que otro turista perdido. «¡Mira! Tienen camisetas del cartel que tanto ha hecho refunfuñar a esos abogados. Son muy chulas, solamente faltaría poner ‘firmado: Abogados Cristianos’», ha dicho una señora de cierta edad, entre risas. Grupos de amigos se han hecho fotos con la camiseta, cuyas ventas iban creciendo a buen ritmo. «Es que con el revuelo que ha habido con el cartel, la gente está rabiosa», comenta uno de los vendedores. Una chica joven pedía poder probársela encima de su jersey. «Es muy cool, me encanta», opinaba en acento británico.

Mientras, sonaba un repertorio musical variopinto que parecía contentar a todos –incluidas familias, adolescentes y señores–: desde el popular y clásico Oye cómo va hasta Don Simón (La Puta Opepé), Bailar conmigo (Bomba Estéreo), Mala via (Maria Jaume), Otra vez (Samantha Hudson) o Villano antillano, de Bizarrap, solo por poner unos pocos ejemplos de los éxitos que han hecho sonar Conejamansa y una comitiva formada por No Nanay y la Santa Servera Màrtir, a la espera de otros DJ como Papa Topo, Freenipples, Xisk y Fabian Roelandt, que cerrará la velada previsiblemente más allá de las dos de la madrugada.

De entre el público, una mujer lo ha definido a la perfección: «Esta fiesta es muy de la Palma de los ochenta, alternativa y antisistema». Y es que, continúa, Sant Sebastià es del pueblo y el pueblo es diverso, como los colores del arcoíris. Prueba de ello es que, sin duda, el Sant Sebastià LGTBIQ+ es una de las mejores fiestas del patrón de Palma. Porque es necesario discernir entre libertinaje y libertad.