La asociación de vecinos y los placeros de Pere Garau se plantan y no quieren un mercado gastronómico

El emblemático espacio resiste la presión para no abrir más bares

Interior del mercado de Pere Garau | ALEX SEPULVEDA

TW
8

Flipau amb Pere Garau, la asociación de vecinos y los placeros de Pere Garau se plantan y no quieren un mercado gastronómico. La propia presidenta del mercado de este barrio, Paquita Bonnín, se ha mostrado contundente: «La junta directiva del mercado somos un muro de contención pero hay presiones para abrir más bares dentro el recinto». Bonnín ha agradecido el apoyo de Flipau amb Pere Garau y de la asociación vecinal, «estoy muy contenta porque apoyan nuestras decisiones».

El mercado se ha convertido en una excepción en una tendencia que es balear pero también nacional: los mercados de abastos están cerrando sus puestos para ofrecer alimentos y se convierten en puntos gastronómicos, donde prima el cliente extranjero. Así lo confirma Bonnín que advierte que «los mercados gastronómicos se expanden por toda España. Pero en todo el país son los propios propietarios de los puestos los que piden la transformación».

Por parte de la asociación de vecinos y el colectivo Flipau, han señalado este viernes en un comunicado que «estamos observando cómo en la última década en los mercados municipales de Santa Catalina y el Olivar la actividad gastronómica se ha expandido de tal manera que ha absorbido una parte importante del espacio destinado a la venta de productos frescos», dice la entidad vecinal. Y advierten que «existe preocupación en el barrio por la supervivencia del modelo tradicional del mercado de Pere Garau».

En el caso de Pere Garau, en menos de un año ha dejado de ser un emplazamiento con más de una docena de locales vacíos a tener solo uno disponible. «Tenemos docenas de ofertas para convertirlo en un bar. Tenemos muchas presiones y por eso es el único que sigue vacío. Y eso que en las últimas semanas hemos tenido movimientos en el mercado: ha habido una jubilación, otros dos que se han alquilado...». Si cuesta más abrir un puesto de comida, convertirlo en un nuevo bar habría sido la solución más fácil.

De los 52 puestos que han dentro del mercado, solo hay cuatro bares y uno que vende productos como aceitunas y bacalao y además, ofrece algo de vermutería. Bonnín está entusiasmada con el apoyo que está recibiendo de las asociaciones del barrio.

Desde la entidad vecinal y Flipau advirtieron que «es importante que el mercado de Pere Garau mantenga su función principal y su identidad como un lugar dedicado a la venta de productos frescos de proximidad. Por desgracia, el desplazamiento del comercio tradicional y sus productos, desplaza usuarios y la relación social que se vive en el mercado de Pere Garau».