Unos 500 padres y alumnos del colegio público Jaume III de
Llucmajor se echaron ayer a la calle para reivindicar que el Govern
balear realice una reforma integral del polémico centro docente que
garantice la seguridad de los escolares, después de que el pasado
lunes tuvieran que desalojar cuatro aulas que amenazaban ruina.
La movilización se desarrolló entre cánticos y ruido.
Transcurrió desde el centro docente, ubicado en la Ronda Migjorn,
hasta el Ajuntament de Llucmajor, donde una representación de la
Asociación de Padres y Madres (AMPA) fue recibida por el alcalde
Gaspar Oliver (PP).
En las pancartas se podían leer alusiones a la necesidad de
acometer un Pla Mirall en el colegio Jaume III. «Queremos una
escuela nueva; sin colegio no tenemos futuro», se podía leer en una
de las pancartas.
Como es natural, no faltaron las alusiones a la Conselleria
d'Educació, responsable de iniciar la restauración de ses Escoles:
«Señor conseller, esto es un desmierde; firmad los papeles y a
pagar las obras». Otra rezaba: «Queremos una escuela del siglo XXI
y queremos obreros y menos carteles». Esta última frase se refería
a un cartel que instaló la Conselleria d'Educació antes del verano
donde anunciaba la reforma del centro, sin iniciarla.
Gaspar Oliver les dio su total apoyo: «Desde el equipo de
gobierno apoyamos la postura de los padres y alumnos, pero la
competencia es de la Conselleria d'Eduació. Estoy satisfecho porque
la manifestación ha sido pacífica». Los manifestantes registraron
sus reivindicaciones en el Ajuntament.
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