La inauguración del centro cívico y de la tercera edad de Can
Picafort estuvo rodeado de polémica. El presidente del Govern,
Jaume Matas, sólo invitó a la presidenta de una de las dos
asociaciones de personas mayores que existen en Can Picafort a
cortar la cinta inaugural y a descubrir la placa conmemorativa del
evento. Este hecho provocó que parte del público asistente
criticase en voz alta la decisión del presidente. Sólo la
presidenta de la Asociación de la Tercera Edad de Can Picafort,
Antònia Salamanca, próxima al PP, fue invitada a realizar junto al
president el acto protocolario.
Después, intervino el alcalde de Santa Margalida, Antoni del
Olmo (PP), quien remarcó que el nuevo local debía ser «un punto de
unión entre todos los habitantes de Can Picafort y que no tenía que
servir como excusa para comenzar disputas inútiles». Tras las
intervenciones del alcalde y de la consellera de Presidència, Rosa
Estaràs, el president del Govern empezó su discurso diciendo que el
nuevo local debía ser «para todos». En aquel momento, Magdalena
Ripoll, presidenta de la asociación de personas mayores Verge de
l'Assumpció interrumpió la intervención del presidente y recriminó
en voz alta que en Can Picafort no había una «gran familia», y que
las dos asociaciones de la tercera edad no se tenían que mezclar:
«Ellos son ellos, y nosotros somos nosotros». Por su parte, el
candidato a la Alcaldía y concejal por el PSOE, Miquel Cifre,
manifestó que la decisión del presidente había sido «indignante y
de juzgado de guardia», y se preguntó qué garantías de igualdad
existirían en el futuro para hacer uso del nuevo local con los
antecedentes ocurridos del día de su inauguración.
La construcción del centro cívico ha costado a las arcas
municipales cerca de 100 millones de pesetas, y cuenta con una
subvención del Govern balear de 32 millones de pesetas.
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