El pueblo de Banyalbufar se ha convertido en un auténtico embudo
para la circulación. El simple hecho de que se crucen dos autobuses
que circulen en direcciones contrarias provoca retenciones de hasta
una hora y media ante la impotencia de los conductores que
pretenden circular por una de las carreteras más bellas de la Isla.
Con la llegada del verano y la «invasión» pacífica de miles de
coches de alquiler y autobuses que hacen su recorrido por esta
carretera, el problema se agrava. Recientemente se cruzaron dos
autobuses a la altura de es Comellar y uno de ellos tuvo que
maniobrar más de trescientos metros hacia atrás para que el otro
autobús pudiera pasar, llegándose a formar una caravana de
vehículos que estuvo parada durante 25 minutos.
La situación fue más grave en otra ocasión. Dos autobuses se
cruzaron a la altura de Cal Tio y la maniobrabilidad fue mucho más
dificultosa debido al trazado de la carretera. Esta vez se tardó
exactamente hora y media en normalizarse la circulación.
Los vecinos de la localidad han manifestado su malestar por esta
situación y se preguntan qué hacen las autoridades por resolver
este problema.
Las reformas que se hicieron en su día no contemplaron la
ampliación de la carretera. Incluso Gabriel Cañellas cuando
inauguró la carretera de Estellencs se encontró con atascos, pero
la situación no ha mejorado.
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