«Sin ninguna duda, la construcción de edificios a pocos metros del
litoral y la masiva presencia humana ha maltratado el complejo
sistema de dunas, dejándolos sin capacidad para recuperarse de
forma natural». Este es uno de los problemas que aceleran el
proceso de pérdida de arena de las playas de Can Picafort. Así lo
afirma el doctor en geografía de la UIB, Jaume Servera.
Estos duros castigos han contribuido a la degradación que
padecen las praderas subacuáticas de posidonia, la planta conocida
como alga y que constituye la base del ecosistema de donde procede
la arena que después acaba en las playas.
La posidonia actúa como agente protector de las playas frente a
los temporales. Por otra parte, las algas muertas que llegan a la
playa y que normalmente se retiran, son también un apoyo que impide
la pérdida de arena.
Todo el deterioro de este proceso natural provocado por la mano
del hombre requiere una toma de conciencia y de medidas urgentes
para evitar que en Can Picafort y Muro se queden en pocos años sin
playas. Según estudios recientes, el sedimento que se pierde es
transportado por las corrientes marinas hasta la playa del vecino
municipio de Alcúdia.
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