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ANTÒNIA VICENÇ/M. P. Las pruebas de conexión de la red de aguas fecales de Cala Sant Vicenç a la depuradora de Pollença han detectado algunos fallos en los motores de impulsión que ayer provocaron el vertido incontrolado de restos fecales que prácticamente llegaron al mar, ya que los depósitos que se encuentran en Cala Molins reventaron al no poder asumir más caudal.

Este vertido provocó la indignación entre los vecinos y comerciantes de la zona, ya que desde hace meses están esperando que finalmente la red de aguas fecales se conecte a la depuradora para terminar con el vertido de estos restos.

El repugnante olor que se podía percibir ayer en los alrededores de la playa de Cala Molins a causa del vertido de los restos fecales hizo que muchos visitantes se marchasen del lugar, con el consiguiente perjuicio para los comerciantes, que no pueden entender por qué aún no se ha conectado la red a la depuradora.

Actualmente, y a falta de que se conecte la red de aguas fecales a la depuradora de Pollença, los restos fecales se vierten al mar por las tardes, cuando la afluencia de bañistas ya es prácticamente nula. A diario, a partir de las siete de la tarde, se vacían los depósitos y una bomba impulsora los vierte a una cierta distancia de la costa. Aun así, la espuma que producen los restos fecales es visible desde la costa.

La conexión de la red a la depuradora estaba prevista para las fiestas de Pascua, cuando desde el Ibasan (Institut Balear de Sanejament), se afirmó que la red de conectaría y ya no se tendrían que verter las aguas residuales al mar. Pero pasaron los días y conexión no se produjo. El entonces gerente del Ibasan, Gabriel de Juan Coll, puso como excusa la celebración de las elecciones del 13 de junio y anunció una nueva fecha para la conexión: «Será a principios del mes de julio».