Las pruebas de conexión de la red de aguas fecales de Cala Sant
Vicenç a la depuradora de Pollença han detectado algunos fallos en
los motores de impulsión que ayer provocaron el vertido
incontrolado de restos fecales que prácticamente llegaron al mar,
ya que los depósitos que se encuentran en Cala Molins reventaron al
no poder asumir más caudal.
Este vertido provocó la indignación entre los vecinos y
comerciantes de la zona, ya que desde hace meses están esperando
que finalmente la red de aguas fecales se conecte a la depuradora
para terminar con el vertido de estos restos.
El repugnante olor que se podía percibir ayer en los alrededores
de la playa de Cala Molins a causa del vertido de los restos
fecales hizo que muchos visitantes se marchasen del lugar, con el
consiguiente perjuicio para los comerciantes, que no pueden
entender por qué aún no se ha conectado la red a la depuradora.
Actualmente, y a falta de que se conecte la red de aguas fecales
a la depuradora de Pollença, los restos fecales se vierten al mar
por las tardes, cuando la afluencia de bañistas ya es prácticamente
nula. A diario, a partir de las siete de la tarde, se vacían los
depósitos y una bomba impulsora los vierte a una cierta distancia
de la costa. Aun así, la espuma que producen los restos fecales es
visible desde la costa.
La conexión de la red a la depuradora estaba prevista para las
fiestas de Pascua, cuando desde el Ibasan (Institut Balear de
Sanejament), se afirmó que la red de conectaría y ya no se tendrían
que verter las aguas residuales al mar. Pero pasaron los días y
conexión no se produjo. El entonces gerente del Ibasan, Gabriel de
Juan Coll, puso como excusa la celebración de las elecciones del 13
de junio y anunció una nueva fecha para la conexión: «Será a
principios del mes de julio».
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