Mateu Morro tiene en su agenda «convencer» a los ayuntamientos aún
no socios del Fons Mallorquí de Solidaritat porque a su entender «a
través del Fons se sabe adónde va a parar el dinero». «La forma de
que la aportación al Tercer Mundo tenga un seguimiento que
garantice su efectividad es a través del Fons», manifestó el
alcalde de Santa Maria, agregando que en su opinión las donaciones
directas de los ayuntamientos a proyectos es «una tendencia
localista y tal vez electoralista».
Buena parte de los municipios donan el 0'7% de su presupuesto.
Otros ofrecen una donación simbólica. Otra modalidad es la de donar
una parte al Fons y realizar actuaciones puntuales con fondos
municipales. El Fons Mallorquí «no es una repartidora», dice su
coordinadora, Catalina Socías, quien defiende el carácter gestor de
la entidad a partir de los fondos aportados por los ayuntamientos y
otras instituciones públicas y privadas. De 1994 a esta parte se
han financiado 160 proyectos a través de ONGs.
Socías defiende cualquier donación, directa o través del FMS,
pese a que es partidaria de esta segunda. «Si vemos que un proyecto
ha sido mal ejecutado obligamos a la ONG a devolver el dinero»,
indicó a modo de ejemplo, «porque en el Fons sabemos exactamente en
qué se invierte cada peseta». En la mayoría de los casos, son los
países receptores quienes dicen para qué quieren recibir la
ayuda.
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