La alcaldesa de Pollença, Francisca Ramon, y el regidor de
Urbanismo, Pere Capó, responsabilizaron ayer a los técnicos
municipales de la medición que se hizo de la playa de Cala Carbó al
adaptar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) al Plan de
Ordenación de la Oferta Turística (POOT).
La construcción de cincuenta chalets en Cala Carbó supondría un
ratio por metro cuadrado de arena por usuario de la playa muy
inferior al fijado por el POOT, pero oficialmente la playa tiene
menos metros cuadrados de los que realmente se contabilizan.
Ramon y Capó no se responsabilizan de esta irregularidad y
aseguran que «son los técnicos los que han puesto los metros de más
de arena y no los políticos». Al preguntarles por la identidad de
estos técnicos, la alcaldesa y el delegado de Urbanismo coinciden
en señalar a Francisco Hauff y a Jaume Carbonero, actual director
general de Habitatge de la Conselleria d'Obres Públiques del
Govern.
Afirman que los dos arquitectos se encargaron de hacer la
adaptación del Pla General al POOT. En la memoria que acompaña la
adaptación del PGOU al POOT se apunta que «el POOT determina una
superficie de playa de 5.410 metros cuadrados computando Cala
Molins, Cala Clara y Cala Barques. Un cómputo real si se incluye
Cala Carbó eleva esta cifra a 9.917 metros cuadrados».
Del contraste de las cifras se deriva que en cala Carbó se
computan 3.707 metros cuadrados de superficie de playa, pero esta
cala ocupa sólo unos cientos de metros. De hecho, Cala Carbó y Cala
Clara con las más pequeñas de Cala Sant Vicenç. La playa de mayor
extensión es Cala Barques, seguida de Cala Molins. El POOT
establece como parámetro óptimo que en cada playa haya 75 metros
cuadrados de arena por usuario.
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