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La asociación de actividades subacuáticas de carácter científico Geomarín ha solicitado la colaboración del Ajuntament de Capdepera con el fin de poder proceder a la realización de una investigación sobre la contaminación que los vertidos residuales pueden provocar en la costa gabellina. Este colectivo realizó durante el último verano una investigación sobre las aguas residuales vertidas en la zona costera de Son Moll. A lo largo de una semana, el equipo humano de Geomarín realizó inmersiones en distintas horas del día en el fondo marino de la playa de Son Moll, concluyendo que los vertidos en la zona eran intensos.

Desde la asociación han informado al Ajuntament de Capdepera que la evacuación de aguas «era tan voluminosa e intensa que se podía ver por encima de la superficie, a pesar de estar a una profundidad de 24 metros».

En el informe elaborado por el colectivo de actividades subacuáticas se especifica que «las tuberías emanaban agua sucia de color marrón con residuos sólidos visibles. Un estudio de las condiciones oceanográficas en la zona costera de Cala Rajada y un análisis del vertido del emisario de Son Moll, permitiría valorar su sostenibilidad». Por otra parte, el colectivo está en contacto con investigadores de la Universitat de les Illes balears (UIB) con el objetivo de asesorarse científicamente a la hora de realizar este tipo de estudios.

Los responsables de la asociación afirman haber remitido un resumen de las líneas básicas de su estudio a los integrantes del equipo de gobierno del Ajuntament.

Curiosamente, el concejal Climent Alzina, presidente de la Comisión de Medio Ambiente, afirmó en el transcurso del último pleno de la Corporación que no había recibido informe alguno sobre la playa de Son Moll.