El conseller de Turisme, Celestí Alomar, defendió ayer la
transparencia del Govern en la adquisición de las dos fincas de
Artà, Aubarca y es Verger, por las cuales el gabinete autonómico
pagó 1.200 millones de pesetas. «La opción de compra de la empresa
alemana era de 900 millones de pesetas, es cierto, pero también
tenían que pagar las deudas de la sociedad propietaria de las dos
fincas, que ascendían a unos 250 millones de pesetas», argumentó
Alomar.
El titular de la Conselleria de Turisme, departamento que
propuso la compra de las dos fincas de Artà, explicó que la
sociedad alemana ofreció las propiedades al Ejecutivo, pero que no
se produjo ningún acuerdo. «Nosotros no teníamos intención de
llegar a ningún acuerdo con los alemanes porque Aubarca y es Verger
tenían otros propietarios y el Govern no quería comprar ninguna
sociedad, tal y como querían ellos; la Conselleria de Turisme sólo
pujó por las fincas cuando el propietario nos indicó, a través de
una carta, que ya no existía ninguna opción de compra porque los
alemanes no la ejercieron», razonó el titular de la Conselleria de
Turisme.
Según Alomar, el Govern no estaba interesado en comprar la
sociedad propietaria de las dos fincas «porque existían deudas
superiores a los 250 millones». «A nosotros nos interesaban las
fincas desde hacía meses, pero nos dijeron que existía una opción
de compra y nos retiramos de la puja; posteriormente nos
comunicaron que la finca podía ser comprada por el Govern y lo
hicimos por un precio ventajoso para la Comunitat Autònoma»,
subrayó Alomar. El conseller de Turisme cree que la empresa alemana
se puso en contacto con el Govern «para poder avalar su proyecto
delante de las entidades financieras». «Esta empresa no tenía el
dinero para comprar la finca y por este motivo pretendía que
nosotros entrásemos en el proyecto; algunos bancos se pusieron en
contacto con el Govern para pedir si estábamos en la operación, y
les comunicamos que no», añadió.
«Nosotros», insistió Alomar, «queríamos una finca limpia de
polvo y paja y el precio de compra fue escrupuloso; el día 29 de
noviembre se acordó en la Comisión Interdepartamental de Turisme
iniciar los trámites para comprar las fincas por 1.200 millones, y
dos informes de tasación, realizados en enero, ratificaron que el
valor de las propiedades superaba la cantidad que iba a pagar el
Govern. Por lo tanto, no ha existido ningún sobreprecio porque
hemos pagado cada metro cuadrado por 100 pesetas, la mitad de lo
que abonó el anterior Govern cuando compró algunas propiedades».
Alomar sospecha que Flaquer «quiere utilizar este asunto para
esconder sus vergüenzas, y las de su presidente».
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