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«Cada quince días estamos igual, la mierda rebosa por las alcantarillas y los clientes se marchan de nuestros establecimientos». Así se explicaba ayer Magdalena Cabrer, propietaria de un comercio en el Paseo Anglada Camarassa del Port de Pollença, después de que se produjera un embozo en el torrente que discurre por la avenida París. Aunque el torrente debería ser una salida natural de aguas pluviales, lo cierto es que las aguas que discurren por él son aguas sucias que desembocan directamente al mar. Los técnicos municipales achacan este hecho a una deficiente instalación del Paseo Marítimo y aseguran que debe ser Demarcación de Costas, dependiente de Madrid, quien resuelva un problema que afecta al puerto desde hace nueve años.
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