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El arquitecto contratado por el Govern sólo necesitó un día para visitar las dos fincas, que suman una extensión superior a las 1.300 hectáreas, y realizar el informe, tasando en 1.518 millones el valor de las dos propiedades adquiridas por el Govern, según la documentación aportada por el propio conseller de Turisme, Celestí Alomar, para demostrar que el Govern tuvo una actuación transparente en la compra de las fincas de Artà. Alomar utilizó este informe, además de otro realizado por los propios técnicos del Govern, para justificar que el precio pagado por las dos fincas por el gabinete autonómico era el correcto.
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