Lloseta celebró ayer con gran éxito la primera edición de la Fira
de sa Sabata i Artesania Local. De hecho, la carpa que había
instalado el Ajuntament, donde se podía ver cómo se hace el calzado
ya sea insdustrialmente como artesanalmente, se quedó pequeña. Los
visitantes se paraban ante los zapateros que iban haciendo su
labor.
Se dispuso una cadena de montaje mecánica, donde se pudo ver
desde que se empezaba a seleccionar la piel para el calzado hasta
que se limpiaba el producto final y se ponía dentro de cajas.
Paralelamente, a esta muestra unos artesanos enseñaban el mismo
proceso, pero de manera manual. Los zapateros no sólo hacían su
labor, sino que también respondieron a las preguntas de la
gente.
Además, el Palau d'Aiamans abrió la puerta de sus jardines para
que todo el mundo los pudiera ver durante esta fira. Las fuentes y
una gran variedad de flores adornaban este lugar. Mucha fue la
gente que se retrató junto al edificio o entre el laberinto de
vegetación que hay.
En las cocheras del Palau se habilitaron unas dependencias para
que las fábricas de calzado locales pudieran vender sus productos.
Algunos visitantes se decidieron a comprarse zapatos, pero según
una vendedora «la fira no es un buen día para vender, pero ayuda
mucho a que la gente vea la calidad de nuestros productos y los
adquiera en algún comercio».
Enfrente de estas improvisadas tiendas había una muestra de
mármoles, piedras y pavimentos, y también se podía encontrar desde
una estructura de pozo hasta balaustradas par un balcón.
Los comercios locales pudieron exponer sus mercancías en varios
«stands», que había dispuesto el Ajuntament para tal efecto. Entre
todos ellos, los que tuvieron más ganancias fueron los hornos y
pastelerías, ya que dadas las altas temperaturas de ayer una bebida
bien fría era de agradecer.
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