Mucha gente se acercó a la «fira» para ver las demostraciones en vivo del proceso de fabricación de zapatos. FOTOS: PERE BOTA

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Lloseta celebró ayer con gran éxito la primera edición de la Fira de sa Sabata i Artesania Local. De hecho, la carpa que había instalado el Ajuntament, donde se podía ver cómo se hace el calzado ya sea insdustrialmente como artesanalmente, se quedó pequeña. Los visitantes se paraban ante los zapateros que iban haciendo su labor.

Se dispuso una cadena de montaje mecánica, donde se pudo ver desde que se empezaba a seleccionar la piel para el calzado hasta que se limpiaba el producto final y se ponía dentro de cajas. Paralelamente, a esta muestra unos artesanos enseñaban el mismo proceso, pero de manera manual. Los zapateros no sólo hacían su labor, sino que también respondieron a las preguntas de la gente.

Además, el Palau d'Aiamans abrió la puerta de sus jardines para que todo el mundo los pudiera ver durante esta fira. Las fuentes y una gran variedad de flores adornaban este lugar. Mucha fue la gente que se retrató junto al edificio o entre el laberinto de vegetación que hay.

En las cocheras del Palau se habilitaron unas dependencias para que las fábricas de calzado locales pudieran vender sus productos. Algunos visitantes se decidieron a comprarse zapatos, pero según una vendedora «la fira no es un buen día para vender, pero ayuda mucho a que la gente vea la calidad de nuestros productos y los adquiera en algún comercio».

Enfrente de estas improvisadas tiendas había una muestra de mármoles, piedras y pavimentos, y también se podía encontrar desde una estructura de pozo hasta balaustradas par un balcón.

Los comercios locales pudieron exponer sus mercancías en varios «stands», que había dispuesto el Ajuntament para tal efecto. Entre todos ellos, los que tuvieron más ganancias fueron los hornos y pastelerías, ya que dadas las altas temperaturas de ayer una bebida bien fría era de agradecer.