Las obras que se realizan para mejorar el sistema de depuración de
las aguas residuales en Canyamel tendrán que seguir adelante a
pesar de que los hoteleros de la zona se quejan de los malos olores
que produce y que se realicen en plena temporada turística. El
alcalde de Capdepera, Joan Pascual, reconoce las pérdidas que esta
circunstancia supone a los hoteleros, pero comenta que desde el
Ajuntament se ha valorado si debían seguir con las obras o no, pero
finalmente se optó por continuar adelante porque las repercusiones
pueden ser desastrosas.
Según Pascual, la antigua estación impulsora podría reventar en
cualquier momento, ya que no podría aguantar de ninguna manera el
caudal de agua residual que procede de Canyamel: «Antes de que las
aguas fecales lleguen al torrent de Canyamel y lleguen al mar
decidimos que teníamos que continuar con las obras». Pascual
explica que se trata de un proyecto muy complicado «porque se han
tenido que adaptar al informe de Demarcación de Costas, además no
han dejado construir la estación impulsora en la zona de dominio
público y se ha tenido que instalar en la plaza, al punto mas bajo
de Canyamel». El alcalde comenta que «cuando se termine esta fase
todavía quedará para hacer una zanja de 20 a 25 metros, pero esta
actuación se realizará en el mes de noviembre».
Los establecimientos turístico no sólo se quejan de los ruidos y
molestias que provocan las obras, sino también de las pérdidas
económicas. Joan Massanet, director del hotel Castell Royal,
explicó: «Hemos contabilizado pérdidas de 600.000 pesetas y se
prevé que serán millonarias cuando acabe la época estival».
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