En las calurosas noches de este verano los vecinos de Canyamel, en
la costa de Capdepera, duermen con las ventanas cerradas a causa
del «insoportable y desagradable» olor que desprende la alfalfa del
campo regada con las aguas residuales de la planta depuradora.
Los veraneantes y residentes de la zona costera de Canyamel se
han dirigido al Ajuntament de Capdepera en numerosas ocasiones
solicitando que intervenga y paralice el regadío de los campos de
alfalfa con el agua procedente de la planta de depuración de aguas
residuales. Sin embargo, afirman que desde el Consistorio no
atienden a sus súplicas porque «la gran mayoría de los que pasamos
los veranos aquí no somos votantes de Capdepera sino que estamos
censados en Artà y por esta razón no hacen nada por nosotros».
Pero el hedor no sólo se percibe por las noches, durante el día,
si se mueve un poco de viento, también llegan las brisas del campo
y el mal olor invade las terrazas de los chalets y de los hoteles,
los bares y los restaurantes donde se ven forzados a recoger las
mesas y entrar a comer en el interior porque «no es nada agradable
comer con este olor». «No podemos comer en las terrazas», comentaba
otra vecina muy enfadada quien añadió que «por las noches no
dormimos porque si tenemos las ventanas abiertas el olor nos impide
conciliar el sueño y si las cerramos el calor no nos permite
descansar».
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