La inmigración se ha convertido en un fenómeno significativo en
Inca, donde el número de extranjeros no comunitarios empadronados
supera ya el millar de personas, lo que representa un 5% de la
población total. En los últimos años se han disparado las cifras de
extranjeros extra comunitarios que eligen la ciudad como lugar de
residencia y con ello surgen nuevas demandas sociales.
La escolarización de los menores y la búsqueda de una vivienda
son los dos principales problemas a los que se enfrenta este sector
de la población. De los 1.200 extracomunitarios residentes en el
municipio, casi la mitad procede del continente africano, 230 son
americanos, 40 asiáticos y los 250 proceden de Estados europeos del
Este.
El Ajuntament espera el permiso de la Conselleria d'Educació
para contratar los servicios de un mediador cultural que facilite
las tareas de integración en el próximo curso escolar. De hecho, el
incremento de extranjeros censados hace prever la llegada de nuevos
residentes. Magdalena Cantarellas, concejala de Servicios Sociales
de Inca, explica que «en los últimos años se ha venido observando
el fenómeno de la reagrupación familiar, lo que hace pensar que se
sumarán nuevos miembros a las familias residentes». Cantarellas
reconoce que muchas de familias tienen serias dificultades a la
hora de acceder a una vivienda y rechaza la idea de que los
propietarios se nieguen a alquilar por convicciones xenófobas.
La concejala popular ha confirmado que la oferta de viviendas en
alquiler en Inca es casi nula, por lo que cualquier piso que entre
en la bolsa inmobiliaria tiene unos precios muy elevados. «La
gente, además, quiere garantías de pago y mantenimiento», agregó al
respecto. Entre los proyectos de los Servicios Sociales de Inca se
encuentra la creación de una bolsa de viviendas tuteladas que el
Ajuntament alquilaría a bajo precio.
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