Imagen de la voladura controlada del Hotel Monnàber. FOTO: JAUME ROSSELLÓ.

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En medio de una gran expectación, ayer se procedió al derribo del hotel Monnàber (Fornalutx), un edificio levantado hace 38 años en pleno corazón del Puig Major. Cincuenta y tres kilos de «goma-2» acabaron en cuestión de segundos con el bloque de hormigón más impactante de la Serra de Tramuntana.

La empresa catalana Pasquina fue la encargada de ejecutar el derribo. Los explosivos se distribuyeron en 854 agujeros conectados de tal forma que la voladura controlada se produjo de los extremos hacia el centro. La explosión se llevó a cabo en medio de grandes medidas de seguridad. Casi una hora antes de la demolición, una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico se encargó de cortar el tramo de la carretera C-710 más próximo al Monnàber. Los Bomberos de Mallorca también actuaron para evitar la propagación de un incendio tras la explosión.

A pesar de todas estas medidas, la voladura cogió desprevenido a más de uno de los espectadores. Maria Antònia Munar, presidenta del Consell de Mallorca, fue la encargada de pulsar el detonador. Debía sonar una sirena y después iniciarse la cuenta atrás. No fue así y directamente tuvo lugar la explosión. Afortunadamente no ocurrió nada y la voladura no provocó ni movimientos de tierra ni derrumbes de las peñas próximas al edificio.

La demolición ha costado 21 millones de pesetas, según explicó Rafael de Lacy, presidente de la Comissió d'Urbanisme, quien precisó que la empresa tiene hasta el 30 de septiembre para retirar los escombros. Parte de éstos se destinarán a recuperar el terreno natural y con el resto se elaborará una «ecograva» para la obra pública que el Govern ejecutará en el Port de Sóller.