«Los payeses están muy preocupados ya que tienen muchos problemas
para encontrar gente que realice trabajos en el campo. Este déficit
de la mano de obra en la agricultura puede hacer que buena parte de
la cosecha de algarrobas se pierda», afirma Joan Magró, gerente de
la Cooperativa Camp Mallorquí.
La situación es preocupante. Muchos jornaleros, debido a la
bonanza económica de los sectores del turismo y de la construcción,
han abandonado la agricultura para trabajar de albañiles o en la
hostelería. Una de las causas que ha motivado este trasvase de mano
de obra es que los sueldos agrícolas son sensiblemente inferiores a
los demás. Sin embargo, los empresarios agrícolas aseguran que si
contratan a los jornaleros con unos sueldos más altos, no sacan
rentabilidad a los cultivos. Hace unos años venían muchos
jornaleros de la Península para trabajar los meses de verano en la
recogida de la almendra o de la algarroba, pero ahora no.
El gran problema que tienen los empresarios agrícolas es que la
recogida de la algarroba es totalmente manual, mientras que en el
caso de la almendra el déficit de mano de obra se ha podido
compensar con los adelantos de la tecnología. Este año el precio
del kilogramo de garrofí está más alto. Además, la sequía ha
provocado que la pulpa de la algarroba sea menor y que el
porcentaje de garrofí por kilogramo sea más elevado que otros años.
Este hecho llevará consigo que las casi 40 pesetas por kilo que se
pagaban al agricultor se superen con facilidad. Esto llevará
consigo que los pequeños empresarios que recogen ellos mismos la
cosecha no dejen que se pierda por el dinero que pueden sacar.
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