El encuentro de gigantes pudo celebrarse ayer a pesar de la lluvia
que cayó por la tarde sobre el pueblo. De hecho, la asistencia de
público fue muy notable. El acto central de la fiesta fue el
bautizo de los dos nuevos gigantes de Alaró, Cabrit y Bassa, los
defensores del castillo que fueron quemados por orden del rey
Alfonso II.
Estos gigantes tienen que convertirse, según tiene pensado el
Ajuntament, en los embajadores festivos del pueblo fuera del
municipio. Por este motivo, se han elegido dos personajes tan
representativos e identificados con Alaró. La jornada festiva
empezó por la tarde con el montaje y exposición en la plaza de la
Vila de los otros 14 gigantes participantes: los de las colles de
Inca, Sóller, Alcúdia, sa Pobla y Palma. Además, también participó
la giganta Tomassa de Alaró. Pasadas las nueve y media de la noche
fue cuando se presentaron los dos nuevos gigantes, acto que contó
con la presencia de la vicepresidenta y consellera de Cultura del
Consell Insular de Mallorca, Maria Antònia Vadell.
Los nuevos gigantes entraron en la plaza de la Vila al son de la
Balanguera. Les esperaban los padrinos, los gigantes del rey Jaime
I y de la reina Violant de Hungría. El rey pidió a Cabrit y a Bassa
que así como sirvieron a su rey también sirvan a la «causa
gigantera». Más tarde, los bautizados y los padrinos bailaron.
Seguidamente la fiesta se desplazó momentáneamente desde la plaza
de la Vila en un pasacalle por las calle Xalet, Plaça del Mercat y
las calles Jaume Colom y Verge del Refugi, para terminar en el
punto de partida con un baile conjunto de todos los gigantes.
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