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TOMEU GARCIES El Ajuntament d'Inca se ha visto materialmente desbordado por la gran demanda de los ciudadanos de nuevas tumbas. Este hecho lo corroboran las más de 350 peticiones de unidades de enterramiento que hay en estos momentos en lista de espera en las oficinas municipales.

Esta tendencia viene de años atrás, ya que en los últimos años se han realizado tres fases de ampliación del cementerio municipal, la última de las cuales se encuentra en estos momentos en fase de ejecución. Esta nueva obra permitirá poner en el mercado 120 unidades de enterramiento correspondientes en su totalidad a nichos agrupados de cuatro en cuatro.

En un principio, desde el Ajuntament se espera que las obras estén acabadas en dos meses. Paradójicamente cuando finalicen estas obras ya se habrán vendido todas las tumbas. Esta circunstancia llevará consigo la necesidad de realizar como mínimo otra fase de ampliación para dar salida a toda la demanda. Las tumbas serán adjudicadas según la antigüedad de la demanda. Los precios de las sepulturas aumentarán sobre las 400.000 pesetas.

De hecho, el Ajuntament ya se plantea la posibilidad de realizar otra ampliación para el año que viene, si bien aún no ha precisado cuantas unidades de enterramiento nuevas podría construir. A pesar de que aún queda terreno suficiente para realizar una ampliación considerable del cementerio, el equipo de gobierno está preocupado por el crecimiento desmesurado las instalaciones. Por eso, el regidor Pep Balaguer cree que debería pensarse en la incineración, pero no se dispone de horno crematorio.