El Ajuntament d'Inca se ha visto materialmente desbordado por la
gran demanda de los ciudadanos de nuevas tumbas. Este hecho lo
corroboran las más de 350 peticiones de unidades de enterramiento
que hay en estos momentos en lista de espera en las oficinas
municipales.
Esta tendencia viene de años atrás, ya que en los últimos años
se han realizado tres fases de ampliación del cementerio municipal,
la última de las cuales se encuentra en estos momentos en fase de
ejecución. Esta nueva obra permitirá poner en el mercado 120
unidades de enterramiento correspondientes en su totalidad a nichos
agrupados de cuatro en cuatro.
En un principio, desde el Ajuntament se espera que las obras
estén acabadas en dos meses. Paradójicamente cuando finalicen estas
obras ya se habrán vendido todas las tumbas. Esta circunstancia
llevará consigo la necesidad de realizar como mínimo otra fase de
ampliación para dar salida a toda la demanda. Las tumbas serán
adjudicadas según la antigüedad de la demanda. Los precios de las
sepulturas aumentarán sobre las 400.000 pesetas.
De hecho, el Ajuntament ya se plantea la posibilidad de realizar
otra ampliación para el año que viene, si bien aún no ha precisado
cuantas unidades de enterramiento nuevas podría construir. A pesar
de que aún queda terreno suficiente para realizar una ampliación
considerable del cementerio, el equipo de gobierno está preocupado
por el crecimiento desmesurado las instalaciones. Por eso, el
regidor Pep Balaguer cree que debería pensarse en la incineración,
pero no se dispone de horno crematorio.
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