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M. COMÍN Muro inauguró ayer, bajo la amenaza de lluvia, el mercado de época y artesano, protagonista de esta edición de «Sa Fira». El gris del cielo no impidió que los murers salieran, a partir de las seis de la tarde, hora en que tuvo lugar la inauguración, a la calle para visitar el peculiar mercado en el que los vendedores parecían salidos de un cuento.

Decorado y ambientado como los mercados del siglo XV, el mercado medieval ofrecía una gran variedad de productos como diversos tipos de miel, pastas, sillas, cestos, pulseras, pendientes y objetos de decoración. No faltaron tampoco, los botifarrons, ni la sobrassada, imprescindibles en una feria en la que antaño la gente aprovechaba la cita para comprar los utensilios necesarios para la matanza, cerdo incluido.

A lo largo de la jornada de hoy, siempre que la lluvia no lo impida, continuará la celebración del mercado medieval, donde saltimbanquis, faquires, arlequines y marionetas llenarán de color y música el centro del pueblo. Entre los numerosos actos organizados con motivo de «Sa Fira» destaca la inauguración, esta tarde, del retablo mayor de la iglesia parroquial.