La tradición y la innovación fueron ayer protagonistas del desfile
de carrozas de Santa Maria que se celebra cada año en los primeros
días del mes de septiembre.
Las labores del campo o la artesanía fueron los motivos más
repetidos si bien hubo propuestas para todos los gustos, cíngaros o
egipcios, entre otros. En total, fueron ocho las carrozas
participantes, un número similar al de otros años. Optaban a
premios de 40 mil, 50 mil y 60 mil pesetas, pero el desfile se
convierte, más que en un concurso, en la excusa perfecta para
disfrazarse y pasar la tarde del domingo bajo la atenta mirada de
los convecinos.
En esta ocasión fueron ocho las carrozas que participaron del
desfile, dedicadas a mostrar las labores del campo, los higos, la
elaboración del queso, el modo en que los ancianos pasan el
tiempo...
Especialmente llamativas por las comparsas acompañantes fueron
las carrozas dedicadas a los zíngaros y los egipcios. Esta última
se hizo esperar. Proveniente de las afueras, sus grandes
dimensiones dificultaron el trayecto. Representaba una gran
pirámide que transportaba a los faraones y a todo su séquito.
Y es que los vecinos de Santa Maria no se lo piensan dos veces a
la hora de poner toda la carne en el asador y dedicar horas de
trabajo a organizar este pequeño desfile. Solo tres o a lo sumo
cuatro de los participantes, como ocurrió ayer, obtienen
premio.
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