«Para evitar males mayores y anulaciones traumáticas», el GOB ha
reiterado al alcalde de Felanitx, Miquel Julià (UM), la petición de
paralizar de forma cautelar las obras de reforma integral del
complejo turístico Robinson Club de Cala Serena, mientras se
estudian los recursos presentados. Tanto ecologistas, como el
partido de la oposición local Coloms a la Sala, y la Conselleria de
Medi Ambient del Govern de les Illes Balears, han solicitado la
revisión de la polémica licencia, que supuso para el Ajuntament el
ingreso de unos 52 millones.
El arrasamiento de un pinar y un sabinal próximos al mar han
sido las acciones que más han criticado los vecinos de la zona, que
incluso manifestaron a Ultima Hora que «en lugar
de Cala Serena este enclave tendrá que pasarse a llamar Cala
Robinson». El GOB explica en el comunicado remitido ayer que la
impugnación se basa en que la licencia se ha otorgado sin tener en
cuenta «la falta de licencia de instalación y actividades,
incumplimiento del reglamento de planeamiento, y vulneración del
PGOU y del POOT». Asimismo, los ecologistas denuncian que este
proyecto supone «un incremento de plazas turísticas en una zona
saturada, el arrasamiento de un área natural y el consumo de
territorio virgen para instalaciones turísticas».
En la reciente reunión mantenida entre el primer edil
felanitxer, el portavoz del GOB, Miquel Àngel March, y Monti
Galmés, promotor del Robinson, el empresario anunció su intención
de invertir 100 millones en la regeneración natural, «con la
siembra de algarrobos, higueras, olivos...».
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