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J. M. SASTRE/T. OBRADOR Bartomeu Villalonga tuvo el honor de convertirse ayer en el primer sacerdote de la historia que se ordena en Campos, según destacó el obispo de Mallorca, Teodor Úbeda, durante el acto de ordenación celebrado en una iglesia de Sant Julià, que se quedó pequeña para albergar a todos los asistentes.

El acto consistió en una eucaristía concelebrada por el obispo y unos 60 sacerdotes. Úbeda se dirigió a Bartomeu Villalonga y a su familia con palabras alentadoras. Después, con Villalonga tendido en el suelo, se invocaron las letanías y se pidió a los santos que ayudaran al joven a asumir el sacerdocio. Acto seguido, Teodor Úbeda colocó las manos sobre la cabeza de Villalonga para invocar al Espíritu Santo. Este gesto fue realizado por el resto de sacerdotes. Finalmente, le fueron colocadas las vestimentas propias del sacerdote, el obispo le entregó el cáliz y la patena y Villalonga concelebró, por primera vez, su primera misa.

Villalonga es natural de Binissalem, pero la ordenación se realizó en Campos, donde ha estado destinado como diácono el último año.