TW
0
TOMEU OBRADOR El contraste ya es espectacular. El centro urbano de Campos ha cobrado un carácter psicodélico y futurista. La nueva plaza de Can Pere Ignasi desentona drásticamente con la arquitectura y el patrimonio histórico del área, con torres de defensa, las dependencias conventuales, el Ajuntament y, como no, el emblemático casal que da nombre a la plaza, entre otras construcciones próximas. La última intervención llevada a cabo, la iluminación de la explanada, ha provocado un llamativo «retoque» a las polémicas obras, que acumulan muchos meses de retraso en su ejecución.

Desde comienzos de esta misma semana, se han ido colgando más de veinte focos, que penden de unos seis cables e hilos alámbricos, que parten de unos postes de hierro situados linealmente en un lado de la plaza. La reacción de la mayoría de ciudadanos ante esta actuación ha sido de sorpresa e indignación, si bien a muchos ya no les ha extrañado porque «han destrozado el centro y hacen lo que quieren».

El alcalde, Andreu Prohens (PP), ha destacado en reiteradas ocasiones que la plaza de Can Pere Ignasi será «la envidia de los otros pueblos. Al Ajuntament no le habrá supuesto invertir ni un duro (a la empresa promotora de los aparcamientos subterráneos, Aparcaments sa Plaça, más de 300) y la estética es una cuestión personal. A unos les gustará y a otros no». Sin embargo, entre los concejales governantes y afiliados en la formación conservadora, hay quienes no están de acuerdo y han expresado su disconformidad. Entre ellos, miembros de Unió Campanera, socios de gobierno del PP. En otro orden, la caída de placas de pizarra de la torre obligó a sujetar todas las estructuras con varios tornillos. «Una chapuza más», para muchos.