El paso del tiempo y también el olvido han dejado en un lamentable
estado a uno de los edificios más emblemáticos del centro de
Manacor, el convento de Sant Vicenç Ferrer, construido en el siglo
XVII y con una estructura frágil que ahora amenaza ruina. La
cubierta del inmueble que durante años fue la sede de los frailes
dominicos, es la parte más afectada. En ella se han detectado
numerosas goteras cuya humedad ha abierto fisuras que llegan al
tejado.
Ante esta situación, el Obispado de Mallorca, en colaboración
con la parroquia dels Dolors de Manacor, han recomendado la
restauración urgente de la parte más afectada del edificio, ya que
«la humedad es peligrosa para el conjunto de la estructura del
templo», explica Joan Servera, vicario episcopal de asuntos
económicos del Obispado.
De momento, un equipo de arquitectos especializados han
realizado un estudio detallado para detectar los puntos más
afectados de la estructura y, a partir de aquí, «elaboraremos un
proyecto de restauración de la cubierta», asegura Servera, quien no
pudo avanzar el coste del proyecto hasta que no esté redactado.
Hace meses, el rector de la parroquia dels Dolors, Rafael
Umbert, alertó al Obispado sobre el frágil estado de conservación
del convento y, de hecho, solicitó un proyecto de restauración
urgente.
De cualquier manera, la degradación y el mal estado de
conservación del convento de Sant Vicenç Ferrer de Manacor no sólo
es evidente en el interior del edificio, sino que también puede
visualizarse desde el exterior ya que las profundas grietas
recorren la fachada principal.
En casi 30 años el convento ha pasado del esplendor a la
decadencia. Hasta finales de los años setenta y parte de los
ochenta, el templo concentraba una importante actividad religiosa,
social y cultural. A finales de los ochenta, sin embargo, el
declive fue evidente y culminó con la salida de los frailes el
pasado verano.
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