La imagen de la Virgen Marí dio tres saltos y, enseguida, la banda
de música interpretó, por segundo año consecutivo, un recortado
himno de España. Poco después, en el interior de la parroquia, el
organista volvió a sonar la polémica pieza, esta vez más extensa.
Como también ya se ha convertido en tradición, algunos músicos de
la banda se desentendieron y sus instrumentos no «ensalzaron» el
emotivo encuentro.
De esta forma, se hizo caso omiso de las recomendaciones del
Vaticano, que mediante un escrito conseguido por el grupo político
de UM, en la oposición, establecía que «en actos religiosos, sólo
música religiosa». Nadie del equipo de gobierno popular ni tampoco
de la Rectoría intervino a fin de progresar al respecto.
Por otra parte, en la mañana del domingo aparecieron pintadas
que decían: «Moros no» y «Viva España». Precisamente este último
lema fue reflejado con esprais ante las viviendas (en la calzada)
de los regidores de UM, Joan Josep Mas y Guillem Ginard. No se
conocen los autores de estas pintadas, y como pasa cada año, se
podrían atribuir a otras personas que no tienen nada que ver con
los quintos pero que aprovechan su fiesta.
Asimismo, los quintos y quintas protagonizaron una noche de lo
más ruidosa (se tiraron múltiples petardos) y alguna que otra
anécdota. En este sentido, colocaron sa pedra rodona en la rotonda
llamada popularmente del segon batle, ubicada en la Avinguda de la
Verge, muy próxima a la carpintería del alcalde. Durante la mañana,
entonaron las típicas Sales y recogieron comida y dinero. Más de un
conductor se vio sorprendido por la animación.
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