El inicio de la explotación del yacimiento submarino de arena de
Banyalbufar para regenerar las playas dañadas por el temporal de
noviembre ha sido especialmente sorprendente. La iniciativa surgida
del Ministerio de Medio Ambiente que dirige el mallorquín Jaume
Matas es contradictoria con el posicionamiento del Govern balear
que presidía el propio Matas en 1997, cuando tomó varias decisiones
encaminadas a impedir la explotación de este depósito situado
frente a la costa de Tramuntana, frente a Banyalbufar y Estellencs.
En octubre de 1997, el entonces conseller d'Agricultura, Comerç
i Economia, Josep Juan Cardona, remitió cartas a las ministras de
Agricultura, Pesca y Alimentación, y Medio Ambiente, Loyola de
Palacio e Isabel Tocino, respectivamente, expresando la
preocupación de la Administración autonómica ante la posible
explotación de 1'7 millones de metros cúbicos de arena para
regenerar playas en Penyíscola (Castellón). «Nos preocupa y nos
afecta directamente», indicaba Cardona, quien recordaba que sendos
informes del Ministerio de Agricultura y de la Conselleria
d'Agricultura desaconsejaban la extracción de arena porque habría
un «perjuicio» para «el ecosistema marino y los recursos
pesqueros».
Simultáneamente, el Parlament balear, a propuesta del PP, aprobó
una declaración institucional contraria a la extracción de arena de
Banyalbufar. Cuando el Gobierno central decidió aparcar este
proyecto, en 1998, Cardona agradeció a las dos ministras el gesto
en base a la conservación del medio ambiente marino y la pesca.
Fuentes de la Demarcación de Costas indicaron ayer que actualmente
sólo se prevé la extracción de 150.000 metros cúbicos de arena, una
cifra ostensiblemente inferior a los 1'7 millones de toneladas
autorizadas en 1996.
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