Los vecinos, hoteleros y comerciantes de Can Picafort lo tienen
claro. La regeneración de la playa de este núcleo costero es una
necesidad, de hecho ya lo era antes del temporal del pasado
noviembre. Can Picafort vive del turismo y nadie está dispuesto a
desperdiciar ni un gramo de arena. Para ellos, las denuncias del
GOB y de la Conselleria de Medi Ambient no se corresponden con la
realidad. Identifican a los ecologistas con «vagos» y «maleantes»
que atentan contra sus intereses, se quejan de la falta de
soluciones reales que ofrece el Govern y se vuelcan con un
ministro, Jaume Matas, que les ha ofrecido una solución, rápida,
aunque drástica.
Apenas una semana antes de que empiece a notarse la llegada
masiva de turistas, los vecinos de Can Picafort quieren que todo
esté listo. En otro frente se sitúan los pescadores profesionales,
que alertan sobre los efectos que las extracciones y depósitos de
arena pueden tener sobre la pesca, especialmente del jonquillo y el
raor. Se quejan de no haber sido escuchados por la Demarcación de
Costas y explican que no están en contra de la recuperación de las
playas, pero afirman que hay muchas maneras de hacer esa
recuperación sin perjudicarles.
Los pescadores lamentan que «el mal ya está hecho» y que habrá
que esperar a que se abra la temporada el próximo noviembre para
conocer sus verdaderos efectos. «Esperamos no tener razón y que el
daño haya sido mínimo», explica el presidente de la cofradía de
pescadores de Pollença, Matías Galmés. Los pescadores con base en
el Port d'Andratx pero que faenan en la zona de dragado de arena,
en la costa de Banyalbufar, comparten la preocupación de su
compañero de Pollença.
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