En la imagen se pueden observar varias conchas de la especie «Glycymeris

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JOAN J. SERRA/M.B. Nada más comenzar la regeneración artificial, el biólogo Cristian Ruiz Altaba, del Laboratorio de Sistemática Humana de la Universitat de les Illes Balears, pasó dos días en la playa de Can Picafort recogiendo muestras del material vertido y durante la semana posterior lo analizó. Ruiz Altaba ha detectado 150 especies de moluscos, «lo que demuestra que de Banyalbufar no se extrae arena, sino un fondo detrítico costero compuesto por caparazones y esqueletos de moluscos, y algas calcáreas de la familia de las coralináceas. El nombre científico de este hábitat es maerl, es decir, sedimentos de origen biológico protegidos por la Unión Europea».

Sin embargo, lo más llamativo ha sido el hallazgo de un auténtico fósil viviente. Se trata de una especie del molusco Glycymeris. De este género se conocían cuatro especies en la fauna mediterránea: bicamulata, glycymeris, insubrica y pilosa. Ruiz Altaba halló en Can Picafort una quinta especie, la Glycymeris inflata, hasta ahora sólo conocida como un fósil en todo el mundo. Los fósiles conocidos de esta especie corresponden al periodo comprendido entre el Mioceno y el Cuaternario Superior.

Los ejemplares más grandes localizados en Can Picafort tienen un diámetro máximo de 12 centímetros y un peso muy elevado. La longevidad de esta especie puede superar los 100 años. Ruiz Altaba afirma: «Si siguen las extracciones de sedimento, tal vez recordaremos el descubrimiento de los animales más viejos del Mediterráneo justo cuando colaboramos en su extinción definitiva». Señaló que la zona de extracción de Banyalbufar «es un hábitat único; se trata de un hábitat marino, si fuera tierra firme, sería declarado monumento natural».