La práctica totalidad de los trabajadores del Ferrocarril de Sóller
SA secundó la primera jornada de huelga, convocada para la jornada
de ayer. Según fuentes sindicales y del comité de empresa, el 98%
del personal respetó los paros de 9.30 a 12.30 y de 14.45 a 17.45
horas, pues sobre una plantilla de cien trabajadores sólo dos
administrativos siguieron en sus puestos. Maquinistas, conductores,
revisores y personal de talleres pararon en seco, permaneciendo
concentrados en las estaciones de Palma, Son Sardina, Bunyola y
Sóller, o en sus aledaños.
El paro afectó a un total de nueve trenes y tranvías turísticos
contratados por las agencias de viajes con un pasaje aproximado de
2.400 personas. En plena temporada turística alta, la cifra podría
haber alcanzado los 3.000. Además, los usuarios particulares que
acudieron a la estación de Palma para realizar el viaje
Palma-Sóller en el tren ordinario de las 10.40 (considerado
turístico) también quedaron en el andén. En las pizarras se
informaba de la suspensión del servicio a causa de la jornada
huelguista. En Sóller, muchos turistas esperaban en balde y
desconcertados en las paradas del tranvía.
La empresa del ferrocarril puso autocares a disposición de los
turistas para realizar el trayecto pero los pasajeros declinaron la
invitación al preferir realizar el viaje en tren, tal como tenían
concertado. La anulación de los servicios provocó también graves
efectos secundarios en las empresas dedicadas a las excursiones
marítimas entre el Port de Sóller, Cala Tuent y sa Calobra, cuyas
barcas de recreo permanecieron amarradas.
Un portavoz de las navieras indicó a este periódico que «por si
no fuera suficiente con los problemas de la baja temporada
turística de este año, ahora se suma la huelga del tren».
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