Unió Mallorquina (UM), que gobierna en pacto con el PSM, no dará su
apoyo a la nueva normativa urbanística si incluye la prohibición de
construir nuevas viviendas en suelo rústico.
A pesar de ello, el PSM podría sacar adelante las medidas
restrictivas en suelo rústico sin contar con UM, al disponer de
mayoría absoluta. En este caso, se abriría una importante fisura en
un pacto que ha funcionado aparentemente de forma cohesionada.
Esta medida, propuesta por el alcalde Mateu Crespí (PSM), ha
sido rechazada por el portavoz de UM, Antoni Coll, quien defiende
que actualmente no existen problemas urbanísticos graves en suelo
rústico y, por ello, considera suficiente mantener los actuales
21.000 metros de parcela mínima edificatoria. Coll recuerda que el
pasado año no dimos ninguna licencia en suelo rústico, lo que
demuestra que no existe la presión que justifique esta medida».
El teniente alcalde considera que anunciar la prohibición de
nuevas viviendas es «buscar polémica donde no hay y hacer una
llamada para que se pidan los permisos que no se han solicitado en
años».
UM defiende que la presión urbanística «afecta, sobre todo, a
los núcleos urbanos y reclama aplicar medidas estéticas para
mantener el carácter del pueblo». También alerta de los problemas
que comportan la proliferación de almacenes agrícolas.
Coll asegura que «hay vecinos que sí quieren construir una casa
en el campo y no solo es gente de fuera como dice el alcalde». El
edil mantiene que el PSM no les ha informado de forma oficial aún
de las nuevas restricciones y está molesto por haberse enterado por
el boletín municipal.
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