La tradicional suelta de patos de Can Picafort reunió ayer a miles
de personas que no quisieron perderse el acto más polémico y a la
vez popular de las fiestas. Residentes y turistas se agolpaban a
mediodía junto al recién estrenado paseo de Can Picafort para
conseguir un buen puesto desde el que disfrutar de la fiesta.
La suelta y captura de las 300 ánades transcurrió sin
incidentes, a pesar de la advertencia sobre la ilegalidad de este
acto que la Conselleria d'Agricultura del Govern realizó días antes
por escrito a la Administración municipal. El Govern envió a Can
Picafort a un funcionario que, como cada año, abrirá diligencias
por la infracción de la ley de protección animal.
A las doce de la mañana y ajenos a la polémica, los partidarios
de la fiesta y cientos de turistas se lanzaron a la captura de cada
unos de los 300 patos que fueron lanzados desde tres grandes barcas
a unas decenas de metros de la orilla.
Aunque fueron muchos los que se mojaron, los hubo también que
capturaron las aves en tierra y es que muchos de los patos, ante el
alboroto popular y poco acostumbrados a estos ajetreos, prefirieron
agitar sus alas hasta pisar suelo firme. El Ajuntament esperará
ahora un año más con resignación que el Govern le notifique la
multa por la celebración del evento, que este mismo año costó 3.000
euros.
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