La plataforma a favor del antiguo trazado del tren ha denunciado
que se trata de un «delito ecológico puesto que el agua que se
recoge en el surco realizado por la maquinaria procede de «una vena
natural» y es «agua de buena calidad que se puede beber», denuncia
Francisca Binimelis, propietaria de una de las 58 fincas afectadas
por el proyecto ferroviario.
Binimelis comenta que «con estas obras se está malgastando agua
de buena calidad con la que nosotros regamos los campos y que
nutren a otros pozos dispersos en las fincas agrícolas». La
propietaria afectada critica que «se está desperdiciando el agua,
porque la están sacando del surco para trasladarla al torrente y de
ahí se va al mar. Con los escasos recursos de agua que existe
actualmente, consideramos que es un delito ecológico que se
desperdicie de esta manera», apunta Binimelis.
La afectada también denuncia la actuación del GOB y del grupo
Els Verds porque «se están destruyendo fincas y ellos no dicen nada
al respecto, mientras que se movilizan en otros aspectos,
denunciando a aquellos que construyen un poco más de lo permitido
en las zonas rústicas».
Binimelis, que habla también en representación de la plataforma
a favor del antiguo trazado, dice que «esta fuga de agua afectará a
la red de agua potable del municipio puesto que se secarán los
pozos». La zona rústica afectada por las obras que han roto la vena
de agua se denomina sa Lia.
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