Tan nervioso como en su primer año en la Alcaldía, aunque con algo
más de experiencia, Miquel Ferrer (UM) cumplió ayer con la
tradición que obliga al alcalde a bailar, entre las risas de su
pueblo, una jota el 2 de julio en la ermita de la Victòria, unos
minutos después de dirigir espectacularmente a la banda de música
mientras suena «Paquito chocolatero».
Acompañado de su esposa, el alcalde aguantó el temporal dando
muestra de su peculiar estilo de baile, mientras decía a los
componentes de la banda «por favor que sea corto». Y es que
prácticamente todos los alcaldes que ha tenido el municipio
coinciden al señalar que este es uno de los momentos más difíciles
por los que hay que pasar. El popular baile termina con una lluvia
de avellanas y peladillas.
Las fiestas de la Victòria son unas de las más populares de
Alcúdia. El calor de estos días disparó el número de participantes
en la verbena de la noche del martes, mientras que ayer las altas
temperaturas hicieron que decreciera el número de asistentes a la
tradicional misa en la que tras besar la imagen de la Mare de Déu
de la Victòria, los fieles reciben una rama de camomila.
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