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La celebración ayer de la XX edición de la Fira d'Artesania de Pollença sirvió para comprobar una vez más que esta feria se ha convertido en un referente gracias a la calidad de los artesanos que participan en las muestras, que se combinan entre los que muestran oficios antiguos que se encuentran en peligro de desaparición y otros más modernos. El recinto del claustro de Sant Domingo concentró un año más a los artesanos, que ofrecían a los visitantes productos de todo tipo trabajados en madera, piedra, hierro o cerámica. Algunos de ellos, ubicados en unas casetas en el centro del claustro, hicieron demostraciones de sus oficios.

Fue allí, en el claustro, donde se concentraron una gran cantidad de autoridades a primeras horas de la mañana. «Han venido de todos los colores», comentaba una mujer, mientras miraba al centro del claustro, donde se encontraban la presidenta del Consell, Maria Antònia Munar, y sus consellers Miquel Nadal, Dolça Mulet y Miquel Àngel Borràs. A su lado, representando al Govern, estaban el conseller d'Interior, José María Rogríguez; la consellera d'Agricultura, Margalida Moner, y el de Medi Ambient, Jaume Font.

Un poco más lejos de todos ellos, se encontraban el ex presidente del Govern, Francesc Antich, y el ex conseller Celestí Alomar, charlando con los representantes socialistas en el municipio. Munar y Rodríguez fueron los que acompañaron al alcalde de Pollença, Joan Cerda, durante la visita al recinto. Fuera del claustro, la feria también se vivió con intensidad, bullicio y mucha gente en las calles.