Por mucho que los distintos líderes de los principales partidos
políticos apelen ahora, una vez conocidos los resultados
electorales, a la lealtad institucional para garantizar que el
grifo de inversiones procedentes de Madrid, no se cerrará con el
cambio de gobierno, todos tienen los ojos puestos en Madrid.
Tras semanas de campaña electoral, donde el PP principalmente
apelaba a la «oportunidad histórica» de tener el mismo color
político en Madrid, en Palma y en muchos municipios, son muchos los
alcaldes que ven tambalearse algunos de los principales proyectos
en sus municipios, especialmente en lo que se refiere a autopistas,
mientras que otros vuelven con esperanza los ojos hacia Madrid para
recuperar inversiones medioambientales previstas por el pacto de
progreso, paralizadas por el gobierno de Matas y que ahora podrían
financiarse vía Madrid.
Así, en Inca por ejemplo, el alcalde confía en que Madrid cumpla
con los convenios pactados para la construcción de una residencia
geriátrica comarcal, entre otros asuntos. En Alcúdia retoman las
esperanzas de recuperar con fondos de Madrid la zona húmeda de
Maristany que quedó aparcada al derogar la ecotasa. En sa Pobla el
proyecto de recuperar la marjal poblera queda en vilo del mismo
modo que otros asuntos como la construcción de la desaladora en la
zona norte o la recuperación de la zona húmeda de la Gola en
Pollença, a la que se comprometió el PP balear.
En la comarca del LLevant uno de los proyectos que queda en el
aire es el Plan de Excelencia para Porto Cristo. Un proyecto
millonario para potenciar el turismo en la zona costera y que ahora
depende de la financiación de Madrid. También podrían quedar
afectados los proyectos de la restauración del Claustre de Manacor
que se incluyó en el 1% cultural lo mismo que en Son Servera la
reforma de la plaza del mercado.
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