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La piscina pública que hasta la semana pasada utilizaban de forma exclusiva Pedro J. Ramírez y su familia, en el dominio público marítimo-terrestre de la Costa de los Pinos, en Son Servera, es quizá la más vigilada de Mallorca, y eso que fue vaciada recientemente después de que un grupo de jóvenes, en respuesta al llamamiento del Lobby per la Independència, intentara ejercer su derecho a nadar. De hecho, desde que la plataforma que lideran Jaume Sastre y Josep Palou denunció los hechos, se ha observado un incremento del número de vigilantes de seguridad privados que custodian la casa y también se ha observado que la presencia de la Guardia Civil en la zona es casi constante, lo cual contrasta con el hecho de que los dirigentes independentistas tuvieran que esperar su llegada durante casi una hora el día que les fue impedido el acceso a la piscina, que es de uso público y gratuito.

Según los testigos consultados en la zona, es extraño el momento en que no pueda observarse en la Avenida de los Pinos una patrulla del instituto armado en funciones de vigilancia, e incluso es muy frecuente ver a los funcionarios hablando con los miembros de la escolta privada del periodista. Las «precauciones» que se toman para preservar la intimidad de Pedro J. Ramírez, amenazado por la organización terrorista ETA, y su compañera sentimental, Àgatha Ruiz de la Prada, impactan frontalmente con la ostentación que realizaron ambos de su vida privada en las revistas «Telva» y «Habitania», en las cuales fueron objeto de un amplio reportaje en el cual llegaron a posar con su hija.

En estas publicaciones también tenía una presencia destacada la piscina pública (en la primera de las publicaciones mencionadas aparecía una foto de página entera), aunque en estos momentos la instalación está vacía.