Los comerciantes de la carretera de Palma a su paso por Vilafranca
se muestran indignados ante el «nulo» apoyo recibido por parte del
Govern balear en cuanto a las ayudas para la desestacionalización
turística. Así, Pedro Morlà, que regenta una de las tradicionales
tiendas de ajos y melones, señala que «necesitábamos esta
subvención porque es una ayuda para todo el pueblo. Ya que nos
quitaron la carretera necesitamos el plan de embellecimiento. Tras
35 años regentando el negocio familiar nos salvamos porque la gente
nos conoce y entra a propósito en Vilafranca. Los pueblos del
interior están un poco abandonados».
Más crítico se mostró Joan Riera, propietario de un negocio de
bicicletas, que señaló «ya va siendo hora que seamos como los
demás. Somos los terceros en recibir menos ayudas de Turisme y si
seguimos así en diez años no habrá ningún negocio en la carretera.
El color de los ayuntamientos no debería marcar las subvenciones».
Por otro lado, el propietario de un supermercado, Jaume Ferrer,
dijo que «casi mejor que lo dejen como está porque si nos estrechan
la calle la gente no podrá pararse. Aunque embellecer la zona es
importante».
El Ajuntament de Vilafranca había pedido una subvención de
900.000 euros para la continuación del plan de embellecimiento.
Esta segunda parte contempla la adecuación de la calle Palma,
dotando la zona de mobiliario urbano y creando áreas de
estacionamiento conservando las dos direcciones del tráfico. Una
vez que la Conselleria de Turisme hizo públicas las subvenciones
empezaron las primeras suspicacias. El Ajuntament de Vilafranca
está estudiando llevar al Ejecutivo balear a los juzgados «por no
haber seguido un criterio objetivo» y favorecer a los consistorios
de su mismo color político.
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