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J.M.S.
El sol superó al viento y muchos vecinos de Algaida asistieron a la celebración de la tradicional fiesta de la Mare de Déu de Cura y a la posterior bendición de los frutos. Aunque la mayoría llegó hasta la cumbre de Algaida en coche, algunos fieles se aventuraron a realizar el recorrido a pie. La fiesta comenzó a las doce de la mañana con la celebración de la Eucaristía en la pequeña iglesia de Cura que se llenó hasta el punto que muchos feligreses tuvieron que seguirla de pie. La misa, que fue concelebrada por varios sacerdotes, contó con la presencia de las autoridades locales encabezadas por el alcalde de Algaida, Jaume Jaume.

Una vez finalizada la celebración, comenzó la procesión de los fieles hasta el patio exterior de la iglesia que se convirtió en un marco incomparable para realizar la bendición de los frutos y la plegraria que se realizó mirando los cuatro puntos cardinales de Mallorca. La fiesta concluyó con el regreso en procesión a la capilla de Cura donde los fieles cantaron los gozos de la Mare de Déu de Cura.

La fiesta se realizó bajo la mirada atenta de los múltiples turistas que visitaban el santuario y que contemplaban la celebración. Las irrupciones de turistas en el templo se han convertido en cierto modo en algo inherente a la fiesta. La fiesta de la Mare de Déu de Cura se celebra el tercer domingo después de Pascua y se viene realizando de forma ininterrumpida desde el siglo XVI. El esplendor de esta fiesta ha ido oscilando con el tiempo. Ayer quedó demostrado que los algaidins sienten verdadera devoción por su Mare de Déu.