Un año después de que el portavoz municipal de UM en el Ajuntament
de Campos, Guillem Ginard, instase al alcalde Andreu Prohens (PP) a
mediar con el Instituto de Estrategia Turística (Inestur) para
lograr la ejecución del proyecto de rehabilitación del yacimiento
paleocristiano de Son Fadrinet, la subvención de 360.700 euros
prevista para abrir al público los restos arqueológicos del siglo
VIII se ha perdido por entre vericuetos de la discusión política y
el desierto en que se ha convertido la gestión municipal en materia
de cultura y patrimonio.
La mediación de Prohens con Inestur debía servir para que el
instituto dependiente de la Conselleria de Turisme tuviera en
cuenta los informes arqueológicos que desaconsejaban la ejecución
del proyecto elegido en 2002 por el Ejecutivo del Pacte de Progrés
en favor del proyecto presentado por el arquitecto campaner Pere
Ribas.
De esta manera, el primer edil de Campos hubiera logrado que
Inestur (organismo que tras los comicios autonómicos de 2003 se
hizo cargo de las competencias de la Fundación Balears21) y los
otros dos firmantes del convenio suscrito para la rehabilitación de
la basílica paleocristiana de Son Fadrinet: los propietarios de la
finca donde en 1988 fueron hallados los restos arqueológicos y la
dirección Insular de Patrimonio, consensuaran criterios y pudiera
darse luz verde a una rehabilitación que tendría por objeto la
construcción de un museo donde los visitantes pudieran contemplar
los restos paleocristianos.
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