Una joven agente de policía de barrio de 27 años atiende desde el
pasado 11 de julio las necesidades de unos 6.000 habitantes que
viven en el Blanquer. Esta es la segunda barriada de la ciudad
donde se ha implantado este servicio que pretende acercar el
policía al ciudadano para conseguir un trato más humano.
La agente 225, que prefiere mantenerse en su anonimato, explicó
que la policía de barrio del Blanquer ofrece un servicio de las
ocho de la mañana a las dos de la tarde y un segundo turno de las
dos hasta las diez de la noche.
Los principales trabajos de la agente son el control del
aparcamiento en la plaza del barrio, además de ayudar a los
usuarios a llegar al PAC, ya que es uno de los puntos con mayor
circulación del Blanquer: «La gente está mal acostumbrada y aparca
donde quiere a veces porque tiene prisa, lo que hacemos nosotros es
educar a los vecinos para que hagan las cosas correctamente».
Una de las principales funciones de la policía de barrio es
educar a los vecinos y conseguir su confianza por lo que es
necesario mantener un trato muy humano y directo. De esta manera,
la agente del Blanquer, siempre que puede se desplaza a pie por la
zona y habla con los vecinos para darse a conocer.
«Además de educar a la gente también me encargo de vigilar y dar
avisos si hay alguna zona sucia», dijo.
«Los mismos vecinos me avisan en que casas no hay nadie porque
se han ido de veraneo y durante las horas punta hago una vuelta por
fuera para controlar que no se produzca ningún robo», señaló.
Así la nueva agente sabe que «no podemos ser muy estrictos con
las multas; es importante que avisemos a la gente y a veces si es
necesario se tiene que multar pero también se tiene que quitar la
sanción».
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