Si mañana Joan Thomàs se convierte en la undécima mano alzada del
PP la vida política de Calvià dará un giro de 180 grados.
Pero con un Thomàs en la órbita del PP el cambio del paisaje
político en el municipio no sólo se ceñirá al ámbito estrictamente
delimitado por las cuatro paredes de la sala de plenos del
Ajuntament. Si Thomàs finalmente sucumbe a los cantos de sirena que
le animan a recepcionar Nova Santa Ponça según el convenio firmado
entre Delgado y Nigorra, y este apoyo se prolonga durante los dos
años que restan de legislatura, acabarán rompiéndose las bridas
nacionalistas que hasta hoy controlaban el desbocado afán de
Delgado por urbanizar los terrenos rústicos de la familia Nigorra.
Entonces el escenario natural del municipio también puede cambiar.
Y mucho.
Con Thomàs aplaudiendo las tesis del alcalde Carlos Delgado el
PP obtendrá la ansiada mayoría absoluta que troca innecesario el
concurso de UM en el gobierno municipal. De esta manera, Isidre
Cañellas tiene todos los números para ser despojado de su galones
de teniente de alcalde y quedar relegado al papel de simple y
solitario espectador de la nueva política municipal de un
omnipotente Delgado. Pero no es el único malparado. Otro que
también sale trasquilados con el más que probable alineamiento de
Thomàs con los populares es el PSOE, que sin un UM decisivo en el
cónclave municipal ve como su anhelo de volver a meter baza en el
gobierno de Calvià se disipa como el humo.
Y es que con Thomàs entregándole a Delgado la mayoría absoluta
en bandeja de plata, proyectos aparcados como el del Parque
Temático en Can Vairet y el Centro de Tecnificación Deportiva en El
Toro vuelve a reactivarse en el caso del primero y a coger el
fuelle del que ahora carece el segundo.
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