La instalación de seis indicadores elevados sobre el vial -tres
por sentido- cuando antes de las obras de prolongación de la
autopista no existía señalización alguna al respecto y la
construcción de una fenomenal rotonda varios metros por debajo el
nivel de la calzada inducen a pensar que el topónimo «Son Granada»
obedece al nombre de la enésima urbanización florecida en las
vastas tierras de sa Marina de Llucmajor al calor del crecimiento
demográfico e inmobiliario experimentado en el municipio durante
los últimos años.
Nada más lejos de la realidad.
Tras tomar la salida número 18, los indicadores hacia Son Granada
se presentan cada vez más rudimentarios a medida que se avanza
hacia tan misterioso destino. En apenas un kilómetro los grandes
paneles instalados sobre la vía rápida se convierten en humildes
tablones o en simples flechas pintadas sobre una paret seca.
Lo mismo ocurre con el piso del camino hacia Son Granada.
Abandonado el impecable asfalto de la autovía, la calzada aparece
repleta de baches. Algunos de tal tamaño que resulta imposible
sortearlos.
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