Después del susto del pasado jueves y con un ojo mirando al cielo el alcalde de Alcúdia, Miquel Ferrer, recibía ayer a una comitiva de autoridades que rozaba el centenar de personas, encabezada por la presidenta del Consell de Mallorca Francina Armengol. Juntos iniciaban a las diez de la mañana el tradicional paseo por la Fira d'Alcúdia.
La de Alcúdia es una feria al estilo tradicional, de esas en las que el visitante puede encontrar prácticamente de todo. Aunque las modas apuntan ahora a que el éxito de una feria está directamente vinculado a su grado de especialización (las hay dedicadas al mar, a las setas, a las aceitunas...) la feria tradicional de Alcúdia demuestra cada año que la calidad y la variedad de la oferta es garantía de éxito. Esta vez la nueva regidora de Ferias, Catalina Juan, se estrenaba en la organización del evento.
Como ya es habitual no faltaron las muestras gastronómicas, de animales, de coches y motos antiguas y la más visitada, la muestra de productos artesanos que acoge cada primer domingo de octubre el colegio público Porta del Moll y que goza de gran fama entre los visitantes.
La tradicional feria de Alcúdia, pese a las miles de visitas que recibe, es además una feria creada por y para el disfrute de los alcudiencs e incorpora al programa de actos propuestas de esas que ayudan a «fer poble» como dice el alcalde Miquel Ferrer. Así a lo largo del recorrido, el visitante disfruta con las demostraciones de cómo hacer unas buenas coques o panades, por ejemplo, e incluso puede satisfacer la curiosidad admirando la maña que tiene el vecino con sus plantas en la Mostra de Cossiols. Todo ello si se ha sido capaz de superar la resaca que dejó la fiesta Grease del sábado noche, otra de las novedades de este año.
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