02/08/08 0:00
M. BONNÍN
El dimoni, que como cada año sale a las seis en punto de la tarde de la Casa Consitorial, se convirtió en el plato fuerte de la jornada de ayer en Vilafranca. El sonido de las xerremies, el flabiol y el tamborino llamó a los niños y adolescentes a concentrarse ante el Ajuntament para esperar el dimoni y comenzar a correr sin parar por las calles del pueblo.
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