El nieto del famoso artista, Joan Punyet Miró, recogió orgulloso la distinción de su abuelo. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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M. JOY Con el sonido del encuentro de xeremiers sonando en la plaza de Sóller, el Ajuntament nombró ayer en un pleno extraordinario al internacional pintor Joan Miró hijo adoptivo de la ciudad.

Al inicio del acto, el instructor del expediente para el nombramiento, Josep A. Morell González, narró la biografía del pintor destacando su relación con el Valle desde que de niño acudía con su madre a pasar temporadas a casa de sus abuelos, cómo corría a pintar paisajes con las montañas de la Serra de fondo, y cómo entonces su madre le reprochaba que debía tomar ejemplo del estilo de su primo, ya que él, según su tía, «sólo pintaba huevos fritos». Se conservan dibujos del pintor, que a los ocho años de edad ya anunciaban lo que sería un original y rompedor estilo artístico.

Ya por entonces, los vecinos les conocían como la «catalana y su hijo, el que vestía como un niño de ciudad», diferente a los que se veía en aquellos tiempos.

Más tarde, cuando fijó su residencia en Palma, la relación con el Valle continuó en forma de diversas visitas que le recordaban sus felices años de la infancia. 'Un regalo' Todos los grupos políticos coincidieron en el honor que supone para la ciudad el que un pintor de la talla de Joan Miró tuviera raíces en la ciudad, pero, sobre todo, que la tuviera en tan alta estima personal. Miquel Gual, concejal del actual equipo de gobierno, afirmó que el nombramiento de hijo adoptivo «es un gran regalo para el pueblo».

A la Sala Magna del Ajuntament, que se llenó hasta arriba de público. Entre las autoridades acudieron, el ministro de Cultura, César Antonio Molina; el president del Govern balear, Francesc Antich; la presidenta del Consell de Mallorca, Francina Armengol; el delegado de Gobierno, Ramon Socías; los hijos ilustres de la Ciudad, Pere A. Serra y Miquel Ballester, y los miembros del actual equipo de gobierno y de la oposición, entre otros.